Marc Gené no pudo revalidar el triunfo en Le Mans que consiguió el año pasado con Peugeot. El piloto catalán, que en esta carrera formaba equipo con Alex Wurz (superviviente de 2009) y Anthony Davidson, que sustituía al australiano David Brabham, se quedó sin opciones un par de horas antes de que se cumpliera el día de carreras más famoso del mundo.
Audi, que logró un triplete inaudito tras lo visto durante las primeras horas de carrera, se llevó las mieles de un premio que quizás no merecía. Fue la novena victoria de Audi en esta prueba en la última década. La fiabilidad de los R15 con motor TDi fue muy superior a los FAB HDi de Peugeot, que sufrieron en la segunda parte de la carrera y que fue un lastre para su intento de revalidar la victoria de 2009.
El trío formado por Timo Bernhard, Mike Rockenfeller y Romain Dumas, con el Audi número 9, se llevó el triunfo arropado por los otros dos monoplazas de la marca de los aros. Un paseo triunfal que comenzó a falta de una hora para que la carrera expirase, ya con todos los Peugeot (incluido el privado de Oreca), fuera de combate.
Averías para Peugeot El último en caer fue el coche campeón, el de Alex Wurz, Marc Gené y Anthony Davidson, que cuando quedaban poco más de dos horas y buscaba desesperadamente colarse en el podio sufrió una avería en el motor definitiva.
Unas horas antes, por la noche, cuando el coche de Gené era líder, cedió cuatro vueltas y perdió la cabeza después de sufrir una avería en el alternador que necesitó ser solventada en el garaje.
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